Llevamos
meses sufriendo un bombardeo incesante de noticias anunciando recortes. Uno
tras otro. Sanidad, educación, información… La política del gobierno actual
ataca donde más le duele a una ciudadanía que, desgradaciadamente, ya tiene
demasiadas preocupaciones. Poco puede importarle a un parado
el importe cotizado anteriormente si, cuando tiene la necesidad
de cobrar el subsidio, se encuentra a los seis meses con un recorte del 50%.
Indignante. Nos espera un futuro realmente desalentador. Si nuestros
padres y abuelos pasaron miserías y se alegraban porque vivíamos “tiempos
mejores”, nosotros tendremos que contener nuestra rabia al ver como gran
parte de las mejoras que otros han conseguido, con sudor y
lágrimas, se vayan desvaneciendo lentamente.
En medio
de una prima de riesgo que se dispara por momentos y el interminable conflicto
económico en la zona euro. Entre todo este caos informativo, aparece un titular
que nos vuelve a dejar boquiabiertos. Nuestro ministro de justicia
tiene la brillante idea de proponer una reforma en la actual ley del
aborto. Y, una vez más, nos vuelven a tocar donde más nos duele. Porque si
hace unas semanas se anunciaban recortes en la actual ley de dependencia, hoy
Gallardón planea endurecer la ley de interrupción del embarazo
pretendiendo no incluir, como venía siendo hasta el momento, los casos de
malformación en el feto. E impedir la capacidad de decisión de cada mujer,
obligando a traer a este mundo a un niño con serios e irreversibles problemas
de salud que condenarían su vida al fracaso. Por supuesto, no estoy hablando de
grados de discapacidad en niños que perfectamente puedan llevar una vida
digna, sino de malformaciones que desembocan en enfermedades sumamente
graves, haciéndole pasar un auténtico calvario. Y no hablemos del dolor,
de las intervenciones quirúrgicas, de las idas y venidas a un hospital que
se convierte en su segundo hogar. Y no mencionemos las numerosas ocasiones
en las que la vida del niño se apaga a los escasos años de nacer. Yo estoy de
acuerdo con la vida, pero así no.
Cada uno
es muy libre de opinar y, en consecuencia, de decidir. No pueden arrancarnos
ciertos derechos que han costado lo suyo. Así, sin más razones, volveremos a
leyes retrógadas y ultraconservadoras. El PP gobernará España pero mi
cuerpo lo gobierno únicamente yo. ¡Ya está bien! Aunque si nos remontamos a la
era PSOE, que reformó la ley que está vigente a día de hoy, nos daremos cuenta
de que estaba clarísimo que el gobierno actual trataría de reformar y
restringir la actual política sexual y reproductiva. Por aquel entonces el PP
llegó a decir que el número de abortos aumentaría considerablemente y que, en
muchos de los casos, las mujeres lo habrían hecho no por
decisión propia, sino coaccionadas por su familia o su situación económica. Lo
que pone en duda la capacidad de una mujer de tener criterio propio ante una
situación de este tipo. No digo más: el colmo.
En pleno
s. XXI, la era de la tecnología, de la comunicación instantánea, de la
información a tan solo un clic, nos damos cuenta de que cuanto más conocemos,
menos idea tenemos de nada. Toda información ha pasado antes por numerosos
filtros. En lo que llevamos de año, nuestro país ha sufrido importantes cambios
y eso ha provocado una gran afluencia informativa en muy poco tiempo, algo
cuidadosamente estudiado. Porque aunque estamos muy pero que muy quemados, en
seguida desviamos la atención de lo ocurrido anteriormente, aquella noticia que
era una aberración, para centrarnos en las nuevas y mucho más pesimistas. Y el
gran perjudicado es precisamente el que más lo necesita. Los recortes en
sanidad y educación son un auténtico escándalo. Todo el mundo tiene derecho a
un sistema sanitario decente, a una enseñanza digna, a un total acceso a la
cultura. Se trata de igualdad de oportunidades, y no de hacer exclusivo a una
minoría algo que nos pertenece a todos. Todo esto no es más que el comienzo.
Intentan crear una sociedad inculta pero, sobre todo, con miedo. Nos lo están
metiendo en el cuerpo, a cada minuto. Porque es mucho más fácil dominar a una
sociedad atemorizada.
Y en su
ascenso a la cumbre se suben al siguiente escalón: recortando nuestras
libertades, intentando cerrarnos la boca para decidir por nosotros. Es la mujer
quien se plantea el hecho de traer o no un hijo a este mundo. Es ella
quien decide cuándo disfrutar de la maravillosa experiencia de ser madre
sin que suponga una obligación. Que no nos prohiban nunca la capacidad de
decidir. Que no nos impongan nunca la ley del silencio.
El problema es que este gobierno hubiera conseguido la mayoría absoluta... No era el momento para esto. Se necesitaban varios puntos de vista sobre las amargas situaciones que estamos pasando.
ResponderEliminarSe ven con derecho a hacer lo que les venga en gana, sea ético y/o moral o no; sea positivo o no; sealo mejor para TODOS o no...
Lo que vemos es que siempre eligen hacer los recortes tocando a aquell@s a l@s que ya no les queda casi nada o nada, mientras los de "arriba" siguen manteniendo una situación que, si bien no es tan buena como antes, es buena igual... Pueden vivir sin tanto como antes.
Los de "abajo" ya no pueden vivir, ni como antes ni sobrevivir.
Totalmente de acuerdo! Si no hubiesen ganado por mayoría absoluta, sería muy diferente. Y ojalá hubiese sido así. En medio año están poniendo el país del revés. No quiero pensar cuando terminen la legislatura. Al final, la educación y sanidad decentes para los ricos. Tiempo al tiempo. Ahora más que nunca deberíamos ir todo el mundo a la calle y no permitir que nos tomen el pelo. Al final ni democracia ni leches, una dictadura encubierta más.
EliminarUn beso Bea!