Dentro de unos días se estrenará en
España “La red social”, de
David Fyncher, que trata sobre la creación revolucionaria de Facebook. Y por lo
visto será una de las grandes películas del año. Como anillo al dedo la versión
de “Creep” como telón de fondo, que aparece en el
tráiler.
La verdad es que alguno se tomará a
pecho aquella melodía, por todos conocida, de yo
quiero tener un millón de amigos… y es que no hay más que ver muchos
perfiles que circulan por facebook: 200, 300, 500 amigos… Y yo me pregunto,
¿nos conocemos realmente entre todos? La red social por excelencia tiene
grandes ventajas. Una de ellas es llevarte la grata sorpresa de reencontrar
antiguos amigos, compañeros de trabajo o estudios… gente que formaba un
pedacito de ti pero que permanecieron en el olvido debido a cambios en nuestro
modo de vida, y ahora han vuelto. A veces el contacto es únicamente por vía
escrita. Dices aquello de “¿para
cuando un cafecito?” Y sabes que apenas existen posibilidades de que
eso se cumpla, aunque te gustaría. Otra de las ventajas es la información que
nos proporciona en ciertos temas, de ocio o culturales, como cine, conciertos,
etc.. y todo aquello a lo que dedicamos nuestro escaso tiempo libre.
Pero no podemos olvidarnos de sus
inconvenientes, que los hay. Estamos ante un mundo cada vez más tecnológico,
cada vez más conectado, y esto nos hace estar más sólos que nunca, sobre todo
frente al ordenador. “ 500
amigos y nadie con quien compartir las uvas”… Puede que sea una
exageración: no quiere decir que no tengamos con quien compartir nuestras
vivencias o aquello que nos preocupa e inquieta, sino que nos volvemos más
cómodos en ese sentido, más individualistas.
Internet es un magnífico adelanto,
pero también fomenta la soledad del individuo. Cuanto más se involucra el ser
humano en las redes sociales, más conciencia tiene de la existencia de una
realidad virtual. Y este universo paralelo que creamos es un mundo frío y
distante. Un claro ejemplo lo tenemos en la Solidaridad. ¿Cuántas páginas de
apoyo a diferentes causas existen en Facebook o en otras plataformas? Todos
hemos pinchado en “unirte” o “me gusta” en mil historias diferentes mostrando
nuestro apoyo. ¿Cuántas causas hemos defendido en nuestra vida cotidiana?
En una sociedad cada vez más cínica,
nos preocupamos más por el “Yo” que por el “nosotros”. El ritmo de vida
que llevamos, que aumenta la velocidad por momentos, nos hace perder el
conocimiento y olvidar lo que de verdad importa, que es nuestra propia esencia.
Como se suele decir, estamos tan pendiente de lo que hace el vecino, que no
prestamos atención a lo que tenemos delante. Y este modo de vida influye, en
muchos casos, en nuestra interacción con los demás, impidiendo disfrutar de
relaciones estables. Muchas veces deberíamos pararnos y mirarnos al espejo para
poder escuchar a nuestra propia alma.
Hasta hace apenas unos años la familia
era un núcleo familiar sólido. Hoy en día este núcleo peligra. Debemos pensar
que ha sido nuestra base como individuo, nuestra escuela de sentimientos, donde
aprendimos lo que es un beso y el afecto, a ser un poquito más humanos unos con
otros. En la actualidad, y varios estudios sociológicos así lo corroboran, la
soledad infantil, provocada desgraciadamente por el ritmo laboral de los
adultos, es una de las causas del fracaso escolar.
Este individualismo, muy propio de
nuestra cultura occidental, vino también generado por la aparición del
capitalismo: el “tener” sobre el “ser”, la competición de bienes
privados… han generado una sociedad basada en el consumo, ofreciéndonos un
escaparate de fácil acceso y necesidades inútiles.
Con todo
esto, hago crítica de un mundo que todos hemos hecho posible y del que no me
excluyo, porque es el mundo del que también formo parte. Vivimos y respiramos
en un mundo real pero ficticio al mismo tiempo, donde nada es lo que parece,
donde podemos mostrar nuestro universo tal y como es, o inventarlo si queremos.
Pero, ¿cómo cambiarlo? Al fin y al cabo, aunque nos empeñemos en presumir cada
vez más de independencia personal, formamos parte de un conjunto, formamos
parte de un todo.