sábado, 29 de noviembre de 2014

Duermevela


En los sueños las pupilas están dilatadas 
y no duelen los ojos.
Los ríos son blancos
y el agua puede contenerse

tras barrotes en jaulas.
No existen cuerdas con cabos: 

son infinitas.
Sólo cuando aparece la rabia. 

Ahí sí que la soga aprieta.

Los ojos son esclavos
de una historia imaginaria.
La saliva está impregnada de memoria. 

Tiene un sabor a viejo regusto a moho, 
a otoño que no seca.

Alucinaciones nocturnas que inducen 
sogas imposibles de aflojarse.
No hay ilusionista capaz
de vencer la furia.

No puede guardarse en jaulas, 
ni siquiera en urnas
y dejar
que se escape por las ranuras.


Hasta que el recipiente revienta 
por no soportar la presión
del flujo blanco que lo llena. 

Todo se rompe. 
La jaula, la urna.
Un crujido se escucha.
Los barrotes se quiebran.
Fragmentos afilados se amontonan 

en el suelo y se mojan.
Surgen ríos y más ríos blancos. 
Infinitos caudales colmados de cólera. 
Hasta despertar del mal sueño
y los ojos esclavos
alcancen
una nueva quimera. 




lunes, 24 de noviembre de 2014

Insomnio

Antes de que la consciencia
quede en suspenso,
los pensamientos se disfracen,
los músculos se aflojen;
lo cotidiano remite
y lo excéntrico sucede.
El turno de noche decide.
Su voz se vuelve indispensable.
Todo es posible,
salvo banalidades.

Los conceptos se suceden.
Abruptos,
rebosantes de mensaje.
Y en el devenir de la noche
surge
el milagro de lo extraordinario.

Desesperante insomnio,
pegamento en los párpados,
hormigueo que recorre las venas.
No las mías:
son conductos prestados por alguien impertinente.
Arterias de mi alma alquiladas
por horas nocturnas.
Ideas que fluyen tan rápido,
          tan rápido,
                   que se escapan.

Tinta que se desliza
con premura y con miedo
a olvidar las palabras.


martes, 18 de noviembre de 2014

Ingenuidad

Bebí de la botella equivocada
un sinfín de besos contenidos.
Besé la piel de la serpiente,
la atracción de un enigma envenenado.

Exploré tu piel con guantes de lana
y engullimos a bocados el aire viciado.
Hasta atragantarnos
de pasiones limitadas.
De fondo,
los anocheceres censurados
se inquietan
en busca de respuestas sinceras.

De tus mil bocas,
un sabor agrio me cautiva.
Un envase prestado
a caballo entre dos mundos igual de ciegos.

Los hechizos funcionan solo a medias.
Y despertar tras el coma
solo deja
inútiles evidencias.
Bochornos que no se explican,
palabras
que no se tienen en cuenta.
Mis articulaciones ya no encajan.
No hay movimientos visibles.
Solo el pulso leve.

Una lasitud se establece
con una etiqueta que dice:
la inocencia es antigua
aunque pasen los años.


sábado, 15 de noviembre de 2014

Desequilibrio



Hay medio cuerpo reflejado en el espejo.
Parte sobrante de un desecho ausente.
Imitación que resiste, no desvanece.
Y, sin embargo,
la única parte que veo es medio labio
y mitad de aliento.
Media mirada fija e inquisitiva.
Puede que reticente.
¿Una mirada a medias es suficiente?
¿Quién es el dueño de ese ojo,
de ese medio cuerpo,
dispuesto a censurarme?
Un bucle que no cesa.
De la agitación al desánimo.
Todos los extremos descansan
tras el vidrio
          y piensan
          y sienten
                 por sí mismos.

Un desequilibrio apetecible me visita.
Me arropa, me inquieta,
me excita, me oprime.
El reflejo se vuelve bruma
          y yo soy penumbra
          al otro lado.
Y recuerdo.
Y no, no hay respuestas.
¿Sucedió realmente?

Mi yo volátil:
mitad imperturbable
mitad como humo.
Divididas mediante una línea recta
perfecta,
perfectísima.
Pienso entonces que mi propio reflejo,
mi medio reflejo,
parece
una versión más completa,
una verdad más absoluta
que esta mentira soluble
que descansa sobre mis pies.


domingo, 9 de noviembre de 2014

Nada

Tras temporales sin nombre e inefables experiencias,
aquí estás:
sin búsquedas de griales ni señales mal dispuestas.
Tras capear multitudes insistentes,
te escogí en medio de un mundo hipnotizado,
adormecido y drogado
por los dictados impuestos.

Mi decisión es permanecer.
Sin fisuras.
Una unión indestructible de imposibles consecuencias.
Nada importa.
Sólo tu contacto.
Sólo sentirte.
        Sólo
             sentirte
                      en medio de la nada.

Porque nada nos envuelve
y, aun queriendo, no significa.
Desaparece como la bocanada incipiente.

He cruzado temporales sin nombre,
minutos hundidos en abismos,
lugares convertidos en fútiles memorias.
Minucias.
El sentir prevalece frente a la nada.
De los mapas
siempre se borra lo insignificante.


lunes, 3 de noviembre de 2014

Quizás

Quizás hiberna en un sobre de esquinas sepias,
al fondo de un herrumbroso buzón.
La mano determinante se entretiene
con la llama entrecortada
de un encendedor.

No:
aparece de improviso,
como un puñal que se clava
hasta los cimientos.
Las puertas, cerradas.
Las ventanas, orientadas
al borde del precipicio.

Quizás deambula en el limbo
mientras no se divierte en el infierno.

Sí:
rotundidad infalible,
sin vuelta de hoja.
No hay retorno.
No se le permiten titubeos
aunque existan los vaivenes
del quizás.
Puede que tras la puerta.
Puede  
          que al otro lado del hilo.

No:
imperturbable en su sentencia.
Resuelto e insolente.
Se presenta sin permiso,
protegido por una existencia
nunca demostrada.
Malas noticias que se resignan
a sí mismas.

Quizás:
navegante despistado
que no encuentra su destino.
A la deriva y sin rumbo fijo.
Entre dos orillas:
No, sí, no, sí.
Las dudas se agitan en las profundidades,
más allá de la boca del estómago.
Fluyen
como una comida mal digerida.