Hace unos
días terminé de leer El Retrato de Dorian Gray. Os
pongo en antecedentes: Dorian Gray, un guapo y apuesto joven, es
retratado por su gran amigo Basil Hallward en la que será su mejor obra. Basil le presenta a Lord Henry Wotton. Rápidamente, Dorian es cautivado por la visión del mundo
de Lord Henry, quien opina que
lo más importante para un hombre es la belleza y la satisfacción de los
sentidos. Por ello, y tras contemplar la obra maestra de Basil, Dorian desea firmemente que su belleza
permanezca imperturbable. Lo consigue al comprobar cómo el retrato refleja
el paso del tiempo mientras él continúa siendo joven. El cuadro
cargará con el peso de su alma, lo que le llevará a una espiral de lujuria y
actos poco morales.
Y yo
me pregunto, ¿no es cierto que a día de hoy, y en el mundo en que
vivimos, el ser humano tiene la misma pretensión? O por lo menos, alguno más
que otro. Vivimos constantemente en busca de la felicidad. Y para ello nuestras
vías inmediatas son sentirnos bien por dentro y por fuera, es decir, la belleza
y la obtención de placer, tanto física como mentalmente. Desde tiempos
inmemoriales, la apariencia externa ha sido muy importante y se ha regido por
diferentes cánones según la época.
En la
antigüedad, por ejemplo en el Antiguo Egipto, la muerte era el principio, no el
fin. Por lo que la preocupación por la belleza ha llegado a ser importante
incluso en el lecho final. La imagen del fallecido, así como sus pertenencias,
era delicadamente cuidada en el inicio de su viaje. Claro ejemplo es el
de los faraones.
Pero esto
ha ido cambiando a lo largo de la Historia. Hoy en día, y en la cultura
occidental, la muerte es el punto y final. A diferencia del resto de los
animales, el ser humano es consciente de su envejecimiento y finalmente, de su
muerte. Dada la preocupación que nos produce, intentamos retrasar y
disfrazar nuestro aspecto, queriendo conservarnos siempre más jovenes. El vestuario, peinado, maquillaje y diferentes cuidados nos han
servido para ello. Paralelamente a esto, cada vez en mayor medida, nuestra
sociedad nos ofrece una amplia oferta de ocio con la que llenar nuestro tiempo libre. Conscientes del
mundo en que vivimos, siempre a toda prisa, necesitamos buscar opciones con las
que relajarnos, disfrutar, es decir, obtener placer emocional. Como se suele
decir: Carpe Diem, aprovecha el
momento.
Hoy en
día todo esto ha ido
mucho más lejos. Belleza y Placer, Físico y Alma. En cuanto al aspecto físico,
la cirugía estética ha sido una auténtica revolución. Hace no muchos años sólo
aquéllos con cierto poder adquisitivo podían recurrir a la misma. Hoy ya no es
así, las limitaciones económicas son menos importantes, por no decir de edad.
Antes, la
estética de la moda y cine, así como del famoseo vario, nos ofrecía un mundo casi
inaccesible. Actualmente todos queremos ser así, y hacemos todo lo posible
por conseguirlo. O debería decir, algunos quieren: en mis próximos planes no
entran ni aumentos de pecho ni liposucciones que valgan. A veces, esta obsesión
por la eterna juventud se vuelve excesiva, poniéndose incluso en contra de
uno mismo. Prueba de ello son aquéllos personajes públicos que han hecho de la
cirugía estética su adicción. He leído, por ejemplo, que la cantante Cher ha
pasado por quirófano más de veinte veces! Incluso algunas actrices pierden papeles importantes debido a la falta de
expresividad en sus rostros, producto del bótox
y el bisturí.
¿Y que
decir en cuanto a la satisfacción de los sentidos hoy día? El Hedonismo basa su teoría
en la búsqueda y obtención de placer como principal objetivo en la vida.
En la actualidad, y gracias a los avances que el ser humano ha logrado en todos
los ámbitos, tenemos placer, tanto físico como emocional, cuando queremos y
como queremos.
Lo que sí
es cierto es que a veces el mundo va mucho más rápido que nosotros
mismos. Y en ocasiones, el placer se puede convertir en
adicción, intentando suplir una carencia emocional con algo que revolucione
nuestros sentidos. A diario vemos en la prensa, TV, etc. como personajes del
mundo de la farándula caen en espirales de vicios poco sanos. Lo vemos a edades
tempranas: actrices como Lindsay Lohan ó Kirsten Dunst son personajes públicos
desde que prácticamente tenían uso de razón y hoy se pasean por los centros de
desintoxicación como quien va al gimnasio.
Y es que
los tiempos cambian. Podemos comprarnos el look de la nueva temporada,
cortarnos el pelo, comenzar clases de yoga... Pero tras toda esa parafernalia,
la esencia es la esencia. Lo cierto es que debido a la gran evolución que
hemos vivido, la belleza y el placer nos preocupan de modo
muy distinto.
Me ha encantado!!
ResponderEliminarYo si te haces blogger pofesional soy fan,eh???.
Bicos guapa y sigue escribiendo así de bien.