viernes, 21 de diciembre de 2012

Miedo

Se acercaba, y no parecía ser de este mundo. En mitad del silencio y una calle vacía me sentí indefensa. Solo una vez fui capaz de girar la vista, y lo que vi me dejó sin aliento. Veía la luz tan cerca pero sabía que no llegaría: era una presa fácil. Comencé a correr, sin mirar atrás, pero sus jadeos al acercarse eran insoportables… Intenté abrir la pesada puerta sin resultado. Era irónico querer entrar en una iglesia a estas alturas. Empujé cuantas veces pude hasta hacerme daño. Una mano me apretó el brazo y me separo de aquel metal oxidado. Lo tuve frente a frente. Vi sus ojos y su mirada fría como el hielo. Locura y miedo... Era rápido: apenas un grito ahogado. Después, silencio…