lunes, 9 de septiembre de 2013

Aislada

Sofía apoyó las manos en el cristal que rodeaba el patio. A lo lejos divisó lo que parecía ser un ave. Aquel pequeño ser vivo era prueba de que la vida se resistía a dejar nuestro planeta. En aquel momento, su madre comenzó a relatarle las causas que provocaron el gran desastre. De cómo el ser humano había inundado el globo con energías contaminantes. Entonces, el aire se hizo irrespirable y el mundo, incapaz de poblar otro planeta, decidió tapiar su vida con vidrio y contemplar un planeta que decrecía lentamente. 


Microrrelato para "Los pájaros de mi cabeza", espacio que comparto con la ilustradora Lil Abi en el que se entremezclan arte y literatura. 

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