lunes, 16 de septiembre de 2013

Lo que sobra

La fina tela va rozando mi cuerpo con el movimiento lento de la desnudez cercana. Un cosquilleo de placer recorre mis brazos, mis muslos. Son dedos imaginarios que anuncian la liberación que llevo tiempo anhelando. Mis pies se hunden con vehemencia. Ojos y mente en blanco, dejo que los rayos, sin prisa por desvanecerse del todo, me abracen. La camisa se aproxima al suelo y yo continúo mi camino hacia la orilla. Es un recorrido corto que intento eternizar. Mientras, voy desprendiéndome de lo que todavía cubre mi piel. Un escalofrío surge de repente, subiendo por mi espalda. Al fin despierto. Mi piel abre los ojos tras un largo tiempo aletargada. Desnuda, me acerco al manto de agua. Y aunque el agua salada, su olor, su brisa, son un imán para mi cuerpo, camino con extrema lentitud. Porque me complace despojarme de lo superfluo, de lo innecesario. Desnuda mi alma, me siento libre.


Microrrelato para "Los pájaros de mi cabeza", espacio que comparto con la ilustradora Lil Abi en el que se entremezclan arte y literatura. 

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